SECRETARÍA DE
ESTADO
Intervención de la Santa
Sede ante la ONU a favor de la prohibición de toda clonación
humana
21 de octubre de
2004
Discurso pronunciado por el arzobispo Celestino
Migliore, observador permanente de la Santa Sede ante las Naciones Unidas en New
York sobre el tema 150 del programa de la 59 Asamblea General: "Convención
Internacional contra la clonación de seres humanos".
Señor presidente:
La clonación humana ha estado en la agenda de las
Naciones Unidas desde finales de 2001.
Desde el principio pareció claro que, a pesar del
título de esta cuestión de la agenda, «Convención Internacional contra la
clonación reproductiva de seres humanos», el propósito de esta actividad ha sido
de hecho hallar un marco jurídico que permitiera y acelerara el avance de la
ciencia médica en la obtención y utilización de células estaminales, e
identificar y prohibir las prácticas que fueran irrespetuosas con la dignidad
humana".
Desde un punto de vista puramente científico, el
progreso terapéutico ya logrado con las llamadas células estaminales adultas,
esto es, células estaminales de la médula ósea, de la sangre del cordón
umbilical y de otros tejidos adultos, parece muy prometedora. La clonación de
embriones, por su parte, está todavía muy lejos de aportar el progreso que
sugieren sus partidarios. Todavía está por ver un éxito clínico cierto en la
utilización de células estaminales embrionales clonadas incluso en la
experimentación con animales. La labor que haría seguro experimentar de esta
manera en seres humanos podría llevar mucho tiempo, y estos obstáculos puede que
nunca se superen.
Más aún, la distinción que a veces se quiere trazar
entre clonación reproductiva y la terapéutica es engañosa. Ambas implican el
mismo proceso técnico de clonación y difieren sólo en el objetivo. Las dos
formas de clonación implican falta de respeto por la dignidad del ser humano. De
hecho, desde un punto de visto antropológico y ético, la llamada clonación
terapéutica, al crear embriones humanos con la intención de destruirlos, incluso
si se emprende con el objetivo de ayudar posiblemente a enfermos en el futuro,
es claramente incompatible con el respeto de la dignidad del ser humano, porque
hace de una vida humana nada más que un instrumento de
otra.
Además, dado el hecho de que los embriones clonados
serían indistinguibles de embriones creados por fertilización in vitro y podrían
fácilmente ser implantados en úteros y llevados al nacimiento, creemos que sería
prácticamente imposible imponer un instrumento que permitiera un tipo de
clonación y prohibiera el otro.
Si la investigación en células estaminales adultas ya
ha demostrado condiciones de éxito y no plantea cuestiones éticas, es razonable
que se prosiga con ella antes de que la ciencia se embarque en la clonación de
embriones como fuente de células estaminales, algo que sigue siendo problemático
tanto científica como éticamente.
¿Significa que nos oponemos al progreso científico?
Más bien diríamos que la elección no es entre ciencia y ética, sino entre
ciencia que es éticamente responsable y ciencia que no lo es. Miles de vidas han
sido salvadas por células estaminales adultas, la mayor parte en el tratamiento
de leucemia y otros tipos de cáncer. Fundamentada evidencia científica ha
establecido que los trasplantes de células estaminales adultas son seguros, y
los resultados preliminares sugieren que podrán ayudar a personas con enfermedad
de Parkinson, lesiones medulares, daños cardíacos y muchas otras situaciones. El
peligro es que este progreso hacia los tratamientos se detenga o reduzca su
marcha por desviar la atención y los recursos hacia la clonación de seres
humanos como una fuente potencial de células estaminales.
Señor presidente: mi delegación quería concluir sus
observaciones con dos indicaciones finales. En primer lugar, este Comité y la
Asamblea general parece ser el forum adecuado para nuestras deliberaciones, en
cuanto a que las cuestiones que giran en torno a la clonación de embriones
humanos no conocen fronteras geográficas, culturales o temporales. Pero lo que
es más importante, la materia de esta particular búsqueda científica afecta a la
naturaleza y existencia de la vida humana en sí misma. Por lo tanto un cuerpo
que es supranacional tiene el alcance adecuado para abarcar toda la amplitud de
esta cuestión. Este tema –de interés vital para la raza humana en el presente y
en el futuro— bien pertenece a este cuerpo universal.
En segundo lugar, estamos convencidos de que el tema
de la clonación de embriones humanos se puede afrontar mejor con instrumentos
jurídicos, ya que el papel del derecho es esencial para la promoción y
protección de la vida humana. Es con el papel de la ley, basada en la justa
razón, como las sociedades pueden regular adecuadamente lo que parezca desafiar
nuestras nociones fundamentales de vida humana y dignidad. En este contexto,
señor presidente, mi delegación ha basado el documento informativo, al que se ha
hecho referencia, en la lógica de la justa razón y no en creencias religiosas.
En conclusión, la Santa Sede está convencida del
acierto de un instrumento jurídico internacional que de forma exhaustiva prohíba
la clonación de embriones humanos.
Gracias, señor presidente.
Traducción del original
inglés realizada por Zenit